Un buen tercio


El turno para que los jóvenes demostraran su capacidad y virtuosismo con las cuerdas llegó la tarde de ayer viernes en el marco del Festival Internacional de Guitarra de Morelia (FIGM) cuando la sala Niños Cantores del Conservatorio de las Rosas recibió a Rafael López Pérez, Abel García Ayala y Cutberto Cibrián Tapia, mismos que se enfrentaron a un auditorio en un inicio, pero que creció conforme avanzaban los minutos para así conformar una entrada aceptable.El primero en tomar al toro por los cuernos fue el nativo de Paracho Abel García, quien a sus escasos 12 años ya muestra credenciales para impresionar a cualquiera: premiado en 2004, 2005, 2006 y 2008 en el Concurso Nacional de Niños Guitarristas de Paracho con primeros y segundos lugares, además de ser el máximo ganador del Primer Concurso Nacional de Guitarra Los niños tocan tan-bién, realizado en Puebla hace un par de años.

Con smoking, moñito rojo y ese peinado conocido como “a la Benito Juárez”, el michoacano compartió la Suite No. 1 para Cello de J. S. Bach, dividida en cuatro movimientos: preludio, allemanda, sarabanda y giga. De inmediato cautivó a los presentes, pues más allá de la natural simpatía que despierta un músico de tan poca edad, realmente su talento es evidente, como lo demostró al sacar esta pieza sin mayores contratiempos. Después vinieron las Variaciones sobre el tema de las Folias de España, del italiano Mauro Giuliani, que también empezó desde muy chiquillo por el terreno de la música, tanto, que a los 25 años ya era toda una estrella europea. Aunque la ejecución iba por buen camino, en la parte final hubo un pequeño yerro con el ajuste de cuerdas que deslució un tanto la actuación; a partir de entonces quizá llegaron un poco de nervios, pues en Danza Característica, de Leo Brouwer, hubo algunos atropellos en la ejecución y una vez más ajuste de las cuerdas en medio de la pieza. Con todo y eso la actuación fue digna y arrancó los aplausos del respetable.

Originario de Venustiano Carranza y con 26 años cumplidos, Cutberto Cibrián fue el segundo en escena y ofreció el Preludio 1006 de Bach como primera pieza; su estilo es expresivo, concentrado, pues prefiere cerrar los ojos y tomar mucho aire antes de colocar los dedos en la guitarra. La obra que rememoró al barroco fue seguida por cinco de los 12 Estudios para guitarra compuestos por el sudamericano Heitor Villalobos. De esta forma, los episodios elegidos fueron allegro non tropo, allegro, allegro moderato, andantino y tres anime, para confeccionar así un pasaje popular que igualmente contagió a los asistentes.

Por último, las riendas fueron tomadas por el queretano Rafael López Pérez, alumno aplicado que ha tomado clases magistrales con figuras como Leo Brouwer, Carlos Bonell, David Russell, Judicaël Perroy, Gonzalo Salazar y Juan Carlos Laguna. Decidió iniciar con Aires de la Mancha, composición del español Federico Moreno Torroba desagregada en Jerigonza, Ya llegó el invierno, Coplilla, La Pastora y Seguidilla, casi todas con remates acertados que casi provocaban el aplauso a destiempo. Para finalizar la jornada vespertina recurrió al romanticismo de Giulio Regondi con Introducción y capricho, pieza suave que llevó sin complicación alguna y con ciertos destellos que le auguran un futuro prometedor.