El migrante, figura clave en el desarrollo de la Región Ciénega


En la Región Ciénega de Chapala la economía está sustentada hasta en un 60 por ciento sobre los hombros y los bolsillos de los migrantes, quienes movidos por la fe, al santo patrón de su pueblo y el amor al terruño, realizan verdaderos sacrificios para apoyar a sus comunidades, sobre todo en el ámbito religioso y comunitario. En todas las festividades religiosas se destina un día en específico para la procesión de los migrantes, casos como Villamar, Jiquilpan, Régules y Venustiano Carranza son ejemplo de ello, ya que en su mayoría son los migrantes quienes aportan miles de dólares para el remozamiento de sus iglesias.

En el ámbito comunitario, la comunidad migrante, aún antes del Programa Federal de Coparticipación 3x1 Migrante, se ha significado como un factor de elevación de la calidad de vida de los pueblos; ejemplo vivo de ello lo da Salvador León Orozco, jefe de tenencia de la comunidad de Cotijarán, en Villamar, donde se construye actualmente una plaza comunitaria en colaboración con los gobiernos municipal y estatal.

La situación económica en Estados Unidos es difícil, pese a ello, asegura: “Ellos, los emigrados, dieron su palabra de que nos iban apoyar y ya hablé con el presidente del comité de allá (Estados Unidos), para decirle que un compromiso es un compromiso y tenemos que apoyar para que la plaza se termine.

“Sé que no hay mucho dinero, que muchos de ellos no van a venir este año; mi hija es esposa de un mecánico, ganan bien pero no van a venir porque tienen poco dinero, pero ya quedamos en apoyar lo de la plaza”.

Y es que la disyuntiva de los emigrados es simple: vienen a México, guardan lo que tienen para sobrevivir allá, o cumplen con los compromisos pactados con su iglesia o sus comunidades.

Luis Magaña, presidente de la Organización de Trabajadores Agrícolas de California, luego de la marcha realizada el 18 de diciembre pasado, por la dignidad y los derechos de los trabajadores, señaló vía electrónica a este rotativo que al menos el 65 por ciento de estos trabajadores no regresará este año a su tierra y de los que vendrán al menos la mitad lo hará para quedarse de manera definitiva en el campo mexicano.

Según el ex legislador federal Abraham González, del municipio de Marcos Castellanos, el arribo definitivo de migrantes pudiera ser más que una carga, una palanca de desarrollo de las regiones agrícolas de este país: “Ellos vienen con una férrea disciplina de trabajo, con otra visión sobre el manejo del campo como una empresa”, aseguró que para ello sería necesario que el Poder Legislativo adecuara un esquema de apoyos y créditos, enfocados a la microempresa y al campo basados en la experiencia de estos migrantes.

Los migrantes antiguos

Bajo la premisa de mejorar su posición económica y no tanto la de hacer fortuna, la migración de jiquilpenses a Estados Unidos se centró de manera primordial entre 1920 y 1930, principalmente a las industrias de fundición de metales en la Unión Americana.

Con el paso de los años los destinos de los migrantes fueron ya diversos, de esta suerte, los campos agrícolas, los hoteles y restaurantes se convirtieron en el destino preferido de campesinos, obreros y aún desempleados mexicanos que migraban.

La necesidad de progreso, de distinguirse, de cambiar para el bien, el sustento material, obliga a muchos hombres a lanzarse a la aventura de la migración para satisfacer necesidades recién creadas, satisfactores que el pueblo natal no proporciona.

Así definieron el fenómeno de la migración Guillermo Ramos Arizpe y Salvador Rueda Smithers, en su texto Jiquilpan 1929-1940 (Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas A.C.).

Dado que Ramos Arizpe y Rueda Smithers sitúan el inicio de la migración entre 1920 y 1930, son quizá los ex braceros, la segunda generación de migrantes salidos del país cerca de 1942 y hasta 1960, los que han acaparado la atención de la opinión pública, ya que en este grupo poblacional los sobrevivientes son personas de la tercera edad, que han puesto en jaque al gobierno federal al reclamar el pago de los descuentos que se les realizaron durante su estancia como trabajadores contratados.

Ignacio Castillo Chávez es uno de los miles de trabajadores que hoy espera de manera paciente que el gobierno mexicano cumpla su compromiso, un compromiso que ha eludido desde hace décadas.

Luego de pasar semanas atrás por la oficina del Departamento de Atención al Migrante en Jiquilpan y esperar que se llenara el camión para viajar a Zamora, donde se ubicaba la única mesa receptora de documentos para 42 municipios de esta parte del estado, se desesperó, dijo, y pagó taxi para viajar por su cuenta.

Esperó casi ocho horas para obtener su folio y la mala noticia de que eso no era garantía de pago de su fondo de ahorro, que fue reducido a 38 mil pesos. Ahora, le dijeron, tendrá que revisar todos los días, a partir de mayo, para saber si su nombre aparece en las listas que se expondrán en las oficinas de correos.

La definición

Los migrantes, de cualquier época, son seres que se han desprendido de su terruño para intentar insertarse en otras sociedades, y al final acaban siendo llamados apátridas por los d